martes, noviembre 26, 2013



 


El nace cada día con el Sol mientras la brisa golpea suavemente su camisa azul; 
como el cielo rasoy ese mar salado que anida en su pecho. El nace de las plantas, del agua dulce y el desierto, duerme con las montañas que lo ocultan 
y resguardan hasta desembocar en el impredecible río que vive en sus ojos.
El nace de la tierra que lo forma de flores y espinas, y que lo hizo encontrarse en mis orillas que no saben soñar, que no entendían ya de amores. El nace de mi cuerpo gastado para hacerlo renacer en sus brazos, para ocultarme en sus montañas, para habitar en sus ojos.


By: Alejandra Spockify Wolf





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