Vuelvo al despuntar el alba por la necesidad de recordar... de vivir.
Mis sueños vienen en abstracto, se arremolinan sobre las paredes del cráneo
y en los huecos de mis ojos se clava la hojarasca del Otoño; estoy sentada en
la estación esperando un día de invierno que ya no vuelve, junto a ti, las voces
mudas componen mis labios inutilizando las palabras, sobornando los
recuerdos que me comen las entrañas hechas humo; mis uñas aniquilan las
horas que no fueron, marchitan las promesas que anidaron en el hueco de mi
pecho y sosiegan el ansia de mis labios por nombrarte letra por letra…
Mi corazón sabe como empezó todo: –“Vale solo un tren más, solo uno”.
Te reconocí a lo lejos, desde el primer instante con tu cabeza clavada en el
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